Sexto tomo tradepaperback del recopilatorio del genial Hulk que nos han ido dejando estos últimos años Al Ewing junto a Joe Bennett. Panini Comics saca las pancartas para manifestarnos contra las injusticias de políticos y grandes corporaciones.
En solo unas pocas páginas el lamentable relato de la realidad
Bruce Banner lleva mucho tiempo siendo una figura controvertida por su pérdida de control cuando asume la condición de Hulk. Ahora le vamos a tener como un personaje reivindicativo que se enfrenta a las actuaciones que quedan bajo el paraguas de la impunidad por parte de las grandes corporaciones que controlan a la clase política de los países. Pocas dudas quedan en muchos casos de que nos hayamos controlados bajo una falsa apariencia de democracia. Gobernados por corruptos de todo tipo y color que hacen y deshacen fuera de los programas electorales por los que obtuvieron el voto de sus fieles seguidores. La polarización de la sociedad le hace un flaco favor a la misma. Todo orquestado precisamente por los que prefieren que estemos enfrentados entre nosotros antes que unirnos contra ellos.
Bruce Banner toma la bandera de las libertades para denunciar como se despilfarran fondos gubernamentales para cazarle y viviseccionarle. El motivo de todo ello es crear armas imparables basadas en el propio Hulk. Nada nuevo bajo el sol, nada de luchar contra los problemas mundiales, la hambruna, la pobreza extrema, la acumulación de los bienes en las manos de una minoría mientras el resto se debate en un sin vivir por conseguir llegar a fin de mes. Puede resultar un discurso populista pero en este caso no lo hace un político de tres al cuarto, ahora es el turno de un héroe que no siempre puede hacer lo mejor para los que le rodean salvo aplastar lo que se le pone por delante.
El grupo de seguidores conspiranoicos
Empezar dejando al descubierto las penurias y carencias de las redes sociales haciendo caer sus servidores y los secretos que guardan, es un paso importante dentro del plan, el primero que va a tomar. El oponente que tiene en frente es la multinacional petrolera y gasística Roxxon, dirigida por Dario Agger, el autoproclamado Minotauro. Pero a medida que se descubren las vergüenzas, escondidas por los que censuran y manejan la opinión pública, surge un movimiento de apoyo a Hulk que le va a dotar de un ejército de fieles seguidores que se oponen al sistema establecido. Una suerte de luchadores que se nutren de la fuerza que Banner les da, para desde las sombras actuar y dejar su firma por todas partes
Precisamente desde la ubicación secreta que le proporciona haberse hecho con el control de la Base Sombra, y la colaboración de aquellos que aún quedan trabajando allí, Hulk puede realizar operaciones que le acerquen a conseguir sus objetivos. Pero Agger no está dispuesto a quedarse de brazos cruzados mientras ve como sus negocios turbios se desploman. Para ello gesta una trampa que merece ser destacada por los nombres clave que otorga a los cuatro sujetos monstruosos que envía a Phoenix, Arizona. Ray Harryhausen (1920-2013) fue un técnico de efectos especiales conocido por su técnica de animación Stop Motion con obras como la clásica Furia de Titanes (1981). Willis O’Brien (1886-1962) fue mentor del anterior y a él le debemos el King Kong clásico. Howard Phillips Lovecraft (1890-1937) y Ray Bradbury (1920-2012) apenas necesitan presentación como figuras de la escritura de terror y ciencia-ficción. Tremendo homenaje a semejantes figuras.
Fieles a una historia que va más allá
Al Ewing y Joe Bennet, este último ayudado por Tom Reilly y Matías Bergara en el número que ocupa el lugar intermedio del tomo. Permanecen fieles a una historia que no deja de avanzar mediante pasos valientes. Si ya anteriormente les hemos visto jugar con conceptos como la cábala o el infierno, ahora se vuelven reivindicativos de una sociedad harta de ser manejada por los poderosos sin escrúpulos. Retoman el concepto de la Brigada Juvenil. Aquel grupo al que perteneció y lideró Rick Jones al principio de la Era Marvel, para convertirlos en la sangre joven que no quiere un mundo sometido a la voluntad de unos pocos.
El concepto de historia-rio que presenciamos cobra una relevancia mayor con la evolución que sufre el propio trastorno disociativo de personalidad de Bruce Banner. Como muta la relación de sus otros yoes para adaptarla a las necesidades de la trama. Un Banner cada vez más predispuesto a dar rienda suelta a su inteligencia pero también al salvajismo incontrolable de la bestia que habita en su interior. Una genialidad tras otra que nos deja con un final que continuará en el siguiente volumen de esta imprescindible etapa del monstruo gamma más famoso del mundo del comic y de los medios audiovisuales, un Hulk que no puede morir pero que tampoco teme a nada.