Donny Cates nos sumerge en una trama épica con los Guardianes de la Galaxia. Descubre cómo la amistad y el sacrificio definen a los héroes
Nueva dosis de material cósmico de Marvel. Tras la decepción de Warlock Renacimiento llega un verdadero pepinazo para los fans de Guardianes de la Galaxia de la mano de Donny Cates y los dibujantes Geoff Shaw y Cory Smith. Panini Comics hace la puesta a punto de una nueva nave que surque las profundidades del espacio.
El héroe a costa de todo
Cuando hablamos de esta encarnación moderna de los Guardianes de la Galaxia es ineludible poner a Peter Quill en esa posición. Starlord no dudaría en sacrificarse por cualquiera de los suyos, por el bien del universo al completo.
Su condición particular, criado entre piratas del espacio más sus recuerdos de la Tierra y sus héroes, le hace ser un sujeto forjado en la dualidad del bien y el mal, que se equivoca, pero con la mejor de las intenciones posible. Donny Cates capta esa esencia y le suma los sentimientos que tiene por la mujer que lo asesinó en Las Guerras del Infinito, Gamora, más la devoción por sus amigos, quizás el lazo más potente que existe para Quill.
Su comportamiento cumple a la perfección con todas las características que definen la amistad, la verdadera amistad, no una basada en la hipocresía o cualquier otro interés donde una persona se beneficia de otra bajo la apariencia de ser su amigo, hablamos de la verdadera amistad, la que se forja a lo largo del tiempo, de experiencias compartidas, de respeto mutuo y apoyada en la confianza, en saber que ante cualquier problema una espalda cubrirá la otra.
Eso y poco más es lo que necesita Starlord para ser el héroe, para erigirse como ese faro de luz que resiste aunque sea en solitario. Todo porque se le necesita, porque cree ser la única esperanza… aunque otros lleguen para salvar el día, porque la amistad es así, hoy por ti y mañana por mí, pero no dejes de comportarte como el puto Starlord.
El relato redondo
Donny Cates estuvo poco tiempo al frente de los Guardianes de la Galaxia, apenas un año, pero fue suficiente para tejer dos tramas argumentales en las que recuperó a los personajes de ese limbo en el que quedaron maltrechos tras la última saga cósmica.
Lo hizo dotando a la alineación de nuevos componentes de sobra conocidos, como Bill Rayos Beta, Dragón Lunar y Phyla-Vell, recuperando también a su creación del Motorista Fantasma Cósmico, esa encarnación de un Frank Castle de otro universo cuyo recorrido era corto pero significativo. Los cuatro citados junto a Quill y Groot van a ser los Guardianes que hagan frente a la amenaza del regreso de Thanos, teniendo frente a ellos a gran parte del Universo Cósmico de Marvel, encabezados por Eros de Titán, Gladiador de los Shi’ar o Nébula, por citar solo tres ejemplos.
Y esa vuelta del Titán Loco llegará mediante reencarnación en otro personaje… Gamora, hija adoptiva de Thanos y principal sospechosa de albergarlo en su cuerpo. Según avanza la trama nos vamos a dar cuenta que nada queda sujeto a la improvisación y que la importancia del primer arco argumental ya va a ir relacionada con la que tiene el segundo, forjando la reunión de esa alineación a la que tanto cariño tenemos desde su aparición en el UCM.
Pero todo se saborea despacio, sin carreras alocadas, fundamentado en la épica de unas aventuras donde lo normal sería acabar derrotados, aplastados por el enemigo, aunque sea uno que nos toque mucho la fibra sensible en cada secuencia de la historia, pero los héroes esta vez visten uniformes dispares pero comparten un mismo corazón, a pesar de la Iglesia Universal de la Verdad.
Breve, intenso y una lección a aprender
Cates, extraordinariamente apoyado por Geoff Shaw en el primer arco y de igual forma por Cory Smith en el segundo, nos muestra lo que se puede hacer cuando hay verdadero interés por dejar huella. Utilizar a dos grandes amenazas, complicar mucho las cosas y permitir que sea el mayor de los sacrificios el motor que defina los resultados convierte todo en una crónica que puede convertirse en una de las etapas más disfrutables de los Guardianes de la Galaxia.
No se lee de un tirón, se paladea a cada paso que damos. Consigue conjuntar elementos que afectan a los protagonistas, que les llevan a tomar decisiones desesperadas, a abrazar lo único que conocen bien, a aquellos que les van a apoyar pase lo que pase, aunque incluso duela.
Este tomo consigue entretener, utiliza cada componente para dar la apariencia de esos Guardianes alocados, con ciertas dosis de humor, pero a la vez nos obliga a pensar en ellos como seres con una conciencia privilegiada, que han sabido entender de qué va todo esto, que no van a dar un paso atrás, sin importar el coste a pagar, pero juntos aunque la mismísima muerte les esté echando el aliento en el cuello. Impresionante etapa que dura lo que tiene que durar.
Si Donny Cates hubiese estado más tiempo igual no estaríamos hablando de sus virtudes, pero lo cierto es que lo hizo muy bien. Como suele decirse en estos casos… estamos ante un Must Have, te gusten o no los malditos Guardianes de la Galaxia.