Segunda y esperada entrega de Vengadores, Marvel Vengadores: La era de Ultron, y como no podía ser menos, igualmente requerida su banda sonora tras el trabajo serio y firme de Alan Silvestri en la primera película.
El compositor de ‘Forrest Gump’ marcó el camino a seguir con una partitura sinfónica, mínimamente aderezada con toques electrónicos y que presentaba de base un tema principal sencillo anclado en sus arreglos más que en la calidad de la capa principal. Atendiendo a quién componía la obra era de esperar un matiz fundamentalmente clásico de la música. El resultado: notable. Ahora, tres años después, la dupla Danny Elfman–Brian Tyler hacía presagiar un trabajo potente y moderno en Marvel Vengadores: La era de Ultron. No ha sido así. Vayamos con ellos.
El inicio de la composición ofrece una pizca de entusiasmo al seguidor de estos dos artistas y de la música para superhéroes.
Poco dura el interés, ya que inmediatamente podemos presenciar la línea básica de todo el trabajo, apenas variada en instantes concretos, y que se resume en una continuación de la propuesta de Silvestri. Esta vez con menos personalidad ya que ninguno de los dos compositores consigue dejar su sello personal en las notas. Un trabajo equilibrado de ambos, eso sí, pero que, si bien no perjudica de forma conclusa al conjunto. No beneficia en absoluto la libertad expresiva de cada uno (en solitario podrían haber trazado unas líneas superiores).
Vengadores: La era de Ultron resulta una partitura lineal pese a centrarse en la narración de los instantes activos.
El ritmo parece mantenerse sin variaciones marcadas. Cualidad significada en la carrera de ambos músicos, y escuchando su trabajo aislado de la imagen uno llega pronto a mantener una atención pobre sobre las notas. En pantalla la composición gana en cuerpo, lógicamente, y funciona de forma correcta. La corrección no es mala; el funcionamiento sublime de la música aplicada a una historia en imágenes, hablando de acción y superproducciones como esta, queda, hoy día, únicamente en manos de dos compositores: Michael Giacchino y Alexandre Desplat. Lástima que uno de los dos no se haya encargado de este trabajo que, sin duda ninguna, habría dado un paso de gigante en calidad y fuerza.
La aventura, como en su anterior entrega y musicalmente hablando, parece despertar con la rabia de Hulk. Tyler también lo hace. La acción más intensa queda para él; Elfman se ocupa de los instantes descritos a ritmos más pausados y las fanfarrias identificativas del grupo de superhéroes.
Conclusión
Un trabajo con pinceladas interesantes. Dos autores de primer nivel y un resultado aceptable que pudo ser muchísimo mejor saliendo de la batuta de quienes lo hicieron.