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Carlos Vermut: «En ‘Magical Girl’ lo sobrenatural existe dentro de los personajes»

el director carlos vermut, en el festival de san sebastián

Entrevista a Carlos Vermut.

Representante del cine español ‘low cost’, Carlos Vermut sorprendió con ‘Diamond Flash’. Su consagración ha llegado con la ahora estrenada ‘Magical Girl’, obra ganadora de la Concha de Oro a la mejor película en la 62 edición del Festival de San Sebastián, reconocimiento que se sumó a la Concha de Plata al mejor director.Cinemascomics.com’ pudo entrevistar a Vermut con motivo de la presentación del filme en la cita donostiarra.

¿En qué momento nace la idea de hacer ‘Magical Girl’?

Nació cuando estrené  mi primera película, ‘Diamond Flash’. Volví de Sitges con la necesidad de grabar otra película. Me planteé realizar un filme incluso más pequeño que ‘Diamond Flash’ y con menos dinero; quería rodar ya. Empezamos a escribir una historia con una estructura narrativa muy sencilla; una cadena de chantajes, muy de cine negro, algo que pudiera desembocar en algo emocionante. Poco a poco la historia fue creciendo y cuando me invitaron a Francia conocí a Pedro, el productor, y cuando le presenté la idea fue cuando la película empezó a crecer. Llegaron inversores, el guión fue desarrollándose de otra manera y todo se hizo más grande.

¿Cuál es su método a la hora de dirigir a los actores de sus películas?

Es un método muy abierto puesto que nunca explico a los actores el pasado de los personajes a quienes interpretan. Es un proceso que deben completar ellos. A los actores suelo explicarles que sus personajes son ellos mismos pero en realidades alternativas; han nacido en otro sitio y han vivido de otra manera, por lo que son totalmente diferentes. Por ejemplo, qué pasaría si José Sacristán en vez de ser actor hubiera sido profesor en un colegio. Es lo que yo busco, que no dejen de ser ellos, que sean ellos pero con otras circunstancias.

cartel de la película 'magical girl'
Cartel de la película ‘Magical Girl’

Teniendo en cuenta su experiencia como historietista, ¿de qué manera influyen los cánones de la novela gráfica en ‘Magical Girl’?

Tanto en ‘Diamond Flash’ como en ‘Magical Girl’ ha influido en el ‘storyboard’, en diseñar los carteles de las películas y en la composición de los planos. Me gusta confiar en el plano, no moverlo demasiado para que el actor sea el que complete la emoción de lo que sucede dentro de ese plano, que no sea un ejercicio de estilo sino que sea el actor el que haga que resulte interesante. El tema de dibujar me ha venido muy bien, más que para dibujar el ‘storyboard’, que sería lo más obvio, para aprender a sintetizar las ideas con imágenes y entender la película con un trazo. Si Nacho Vigalondo explicaba ‘Los cronocrímenes’ con una línea  recta, mi película puede explicarse con un trazo que va formando un cuadrado, como una cadena de chantajes que acaba de manera cíclica. Lo que más me ha influido sobre todo ha sido trabajar en prensa porque tienes que dibujar  conceptos.

¿En qué momento se planteó pasar de la viñeta al cine?

Fue algo que se fue solapando, siempre me gustó el cine pero nunca me ha gustado estar rodeado de mucha gente por lo que no me planteaba ser director. En 2008 me dio por coger la cámara de vídeo, ya que siempre quise hacer cortos, y empecé a grabar a mis amigos y familiares. Poco a poco fui haciendo cosas e incluso gané un premio del Notodofilmfest. Luego vino ‘Diamond Flash’ y acabé haciendo ‘Magical Girl’ y compitiendo en la sección oficial del Festival de San Sebastián.

El final de la película puede catalogarse como no apto para personas sensibles ¿Tuvo siempre claro ese final o se lo llegó a replantear?

Sin duda tenía que ser así. Es un riesgo que corres cuando tomas decisiones de guión y es un final que debía ser así, debía tocar al espectador y conmoverle, estremecerle o romperle. Al fin y al cabo vas al cine a sentir. Yo voy al cine a sentir, a interactuar con los personajes. Me gusta sentirme removido de alguna manera, conmovido o destrozado cuando veo una película. Hubo un momento en que propusieron cambiar el final pero no encajaba. Tampoco es un final tan amargo, de alguna manera la esperanza gana mediante ese juego de miradas, en esa mirada mantenida que hay al final de la película.

¿Podría decirse que es una película sobrenatural?

No es una película sobrenatural porque no habla sobre lo metafísico, pero sí que lo es en cuanto a que habla sobre los misterios que existen dentro del ser humano. Me gusta mucho ‘La posesión’, de Andrzej Zulawski, una película que utiliza lo cotidiano para hablar de lo sobrenatural, de lo extraño. Muchas veces cuando ubicamos lo sobrenatural en un contexto  de película de terror ya sabes a qué género pertenece y lo que ocurra durante la película no supondrá ninguna sorpresa. ¿Y si ese terror aparece dentro de lo cotidiano como por ejemplo hacía Kubrick con el hotel brillante de ‘El resplandor’? Creo que en ‘Magical Girl’ lo sobrenatural existe dentro de los personajes y de las decisiones que toman.

fotograma de 'magical girl'
Fotograma de ‘Magical Girl’

La película es una mezcla de géneros donde sobresale el ‘noir’. ¿Qué referencias tenía cuando rodaba ‘Magical Girl’?

A mí por ejemplo me gusta mucho, en cuanto al tono de sus películas, el cine de los Coen; ver cómo lo luminoso y lo oscuro chocan en un contexto de patetismo. Por supuesto que me gusta Tarantino por los diálogos, los giros narrativos y la sensación de sorpresa constante en sus películas, pero sobre todo me gusta mucho Jean Pierre Melville. Creo que es el director al que más se aproxima mi estilo por los colores, el ritmo o el tono. Me fascina ‘El círculo rojo’, caracterizada también por una atmósfera sobrenatural. Me encanta Melville, creo que es el gran maestro del cine negro. Además, no es cine pero me cautiva la literatura de misterio japonesa, sobre todo la de Rampo Edogawa. De hecho, el buscador que utiliza en su ordenador Luis Bermejo se llama Rampo por él, es una especie de ‘easter egg’ que meto en la película. También hay otras referencias a este tipo de literatura como la música de los créditos finales o la puerta del “lagarto negro”. También me encanta Mishima.

¿Por qué cree que se está haciendo tanto cine de género (‘noir’, ‘western’, ciencia ficción) en España?

Creo que el cine de género conecta con el público. Todos entramos en el cine para emocionarnos de alguna manera y queremos ver cosas nuevas y distintas, que se alejen de la cotidianidad porque bastante jodida es la vida como para que vayamos al cine a ver lo mismo. Creo que es un modelo, no sé si consciente o inconscientemente, que estamos importando de otras cinematografías como la surcoreana, donde se hacen muchos filmes de género que a la vez retratan en segundo plano la realidad de Corea. No hacemos películas a la americana, la adaptación de cada país al género es lo que hace que funcione. Ahora con ‘El niño’ o con ‘La isla mínima’ el género se encamina hacia realidades conocidas y es más cercano al público.

‘Diamond Flash’ tuvo un presupuesto de 20.000 euros. ¿Cree que pueden contarse grandes historias con presupuestos pequeños?

Por supuesto que sí, al fin y al cabo la historia no depende del dinero con el que puedas contar; escribir un libro cuesta muy poco dinero y sin embargo puede contar magníficas historias. La clave del cine no tiene tanto que ver con el presupuesto sino con saber utilizar los límites que te ofrece la propia imagen real, entender que el cine es imagen y que lo que hay que contar hay que hacerlo a través de la imagen, que es mucho más sutil que la palabra porque cada espectador puede darle un significado diferente.

¿Se plantearía hacer una película con un gran presupuesto o le gustaría por el contrario mantenerte como un cineasta ‘low cost’?

Buscaré siempre hacer la película con el presupuesto ajustado respecto a la historia que yo quiero contar. Si consigo hacer películas de 20 millones en las que perdura la esencia de lo que quiero contar, la haré de 20 millones. No pienso a nivel económico sino a nivel narrativo, por lo que buscaré hacer la mejor película posible. Si para hacer una película de 20 millones tengo que sacrificar el tipo de historia que quiero contar, no la haré.

¿Cuáles cree que son los problemas de la crisis cinematográfica en España?

Nunca he sufrido la crisis porque antes tenía trabajo como historietista y después mis dos películas fueron financiadas con dinero privado. Sé que hay compañeros y productoras a los que sí les ha afectado la crisis pero nunca he tenido ese problema. Dejando a un lado el precio de las entradas o el problema de la piratería, creo que como realizadores debemos hacer un ejercicio de autocrítica porque cuando hacemos una película que le interesa al público ellos van y responden, ya que han ido al cine a ver ‘El niño’, ‘Ocho apellidos vascos’ o ‘La isla mínima’. Deberíamos preocuparnos por hacer películas que funcionen. Es una responsabilidad nuestra, no debemos echar balones fuera sino que hay que asumir esa responsabilidad y hacer buenas películas. Desde aquí ya hay que negociar, pero siempre con el respaldo del público; siempre pongo el ejemplo de ‘Gladiator’ porque el protagonista, a pesar de sus ansias de venganza por ver morir a su familia, debe esperar a tener el favor de Roma para contraatacar.

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