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Crítica de ‘Aniquilación’: Poesía audiovisual, por Alex Garland

crítica de aniquilación (annihilation) en netflix

Netflix acaba de estrenar en exclusiva la nueva película de Alex Garland, director de ‘Ex Machina’, protagonizada por Natalie Portman y titulada ‘Aniquilación (Annihilation)’. Un film donde el cineasta se reafirma como uno de los mejores de los últimos años.

Dos películas. Tan solo dos películas es lo que ha necesitado Alex Garland, director de la notable y recordada ‘Ex Machina‘, para convertirse en uno de los mejores y más interesantes cineastas de los últimos años. Es una década donde el gran público, absorbido por el cine de superhéroes de Marvel Studios y DC Entertainment y fuera de sí con la edad de oro de las series de televisión, no ha permitido proliferar a una nueva generación de realizadores con la suficiente repercusión e impacto mediáticos que sí lograron en su día otros cineastas. Se habla de Christopher Nolan y Denis Villeneuve por razones evidentes, y también de un grupo de cineastas independientes que se van colando en las listas de los Premios Oscars y van metiendo la cabeza, para luego ser reciclados por la industria como le ha pasado al pobre Nikolaj Arcel (‘La torre oscura‘).

Son generaciones emergentes, nombres reducidos como el de Noah Baumbach (‘Frances Ha’) o Greta Gerwig (‘Lady Bird’) que, anclados en la Brooklyn hipster, intentan desestabilizar un sistema corrompido hasta sus cimientos y que solo ha encontrado un respiro en directores afroamericanos como Jordan Peele (‘Déjame salir’) o Ryan Coogler (‘Creed’). Pero, de entre esa maraña de podredumbre en la industria cinematográfica, de esa espiral de secuelas, reboots y remakes, de esa crisis de identidad y de creatividad por la que atraviesa Hollywood, ha llegado Alex Garland. Un Robinson Crusoe que recoge el testigo de las generaciones precedentes y se desmarca de ellas sin un rupturismo transgresor ni jugando a favor de las reglas marcadas por los guerreros de justicia social en las redes sociales.

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Alex Garland llegaba a ‘Aniquilación (Annihilation)‘ con todo a su favor. La recepción de ‘Ex Machina‘ le llevó a ser nominado a un Premio Oscar a Mejor Guion Original y puso a Alicia Vikander en el punto de mira del fandom. Llegaba a ‘Aniquilación‘ con una caterva de críticos dispuestos a todo para que triunfara, conscientes de que una joya había aparecido en un océano de alquitrán. Y llegaba a ‘Aniquilación‘ de la mano de una de las actrices más notables y reconocidas de las dos últimas décadas: Natalie Portman. Para más inri, el acuerdo alcanzado entre Netflix y Paramount Pictures por ‘The Cloverfield Paradox‘ incluía el estreno de ‘Aniquilación‘ en el catálogo streaming apenas doce días después de su estreno en cines. Un movimiento que ponía a la película y a su cineasta en el punto de mira de una cantidad ingente de espectadores que, probablemente, no pagarían por una entrada de cine para una película de ciencia ficción poco próxima a la acción y al concepto de blockbuster.

‘Aniquilación’ es una película muy inteligente, dirigida y escrita con una precisión asombrosa. Va cocinando a fuego lento un apoteósico final cercano a la poesía audiovisual y que nos traslada a un realismo mágico o a una fantasía lógica de ensueño, reafirmando así a Alex Garland como uno de los cineastas más interesantes de la década.

Y llegó. Llegaron. Alex Garland, Natalie Portman y su ‘Aniquilación‘. Una cinta de ciencia ficción -basada en la novela de Jeff VanderMeer– cuyo punto de partida puede ser muy engañoso. La historia parece presentarnos el típico caso de la saga de ‘Alien‘ en el que un grupo debe investigar una determinada, peligrosa y conflictiva área en la que están desarrollándose extraños sucesos y en la que, sin saber por qué, están desapareciendo personas. Precisamente, el primer tercio del film consigue presentarnos la historia, los personajes y la acción que se va a desarrollar y el segundo logra atraernos hacia un survival horror en un entorno hostil que va cambiando y que propone un reto tanto a las protagonistas como al propio espectador. Sin embargo, es en el último tercio de la película cuando Alex Garland se saca de la chistera todo su arsenal de magia para desenvolverse en un entorno fascinante que lleva cocinando a fuego lento durante la primera hora y poco del film.

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El cineasta nos sumerge en una especie de realismo mágico o una fantasía lógica en la que va desplegando una parafernalia de recursos audiovisuales cercanos a la poesía, muy próximos al trabajo de fotografía de Emmanuel Lubezki o a los pretenciosos relatos de Terrence Malick. En ese espectáculo, la historia se amplía y se cierra -al mismo tiempo- combinando la asombrosa y muy creíble interpretación de Natalie Portman con un pulso de dirección que reafirma a Garland como uno de los cineastas con más potencial que veremos en los próximos años. Es aquí donde el trabajo de Geoff Barrow y Ben Salisbury en la banda sonora alcanza todo su potencial y donde los diseños de producción se expanden más allá de los límites de la imaginación. Un final redondo, fascinante y perverso que hacen de ‘Aniquilación’ una de las mejores películas de este primer trimestre de 2018 y una de las mejores cintas de ciencia ficción que hemos visto esta década.

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