Segunda entrega del cómic precuela de The Batman, Paul Dano encarnó en la película al Acertijo, y ahora analiza cómo llegó hasta allí.
Edward Ashton ha descubierto una mentira, una estafa, un delito, pero todos lo esconden. Ahora tiene que decidir si indagar más, si buscar la verdad más a fondo, como hace el vigilante que patrulla Gotham. ¿Cómo lo hace, puede ser cómo él? Para un hombre que ha vivido escondido dentro de sí mismo es un gran paso, hacer algo que marque una diferente. Pero la realidad es más retorcida que solo descubrir la verdad.
Paul Dano profundiza en su personaje en The Batman
El mundo de The Batman se amplía con esta serie que escribe el mismo actor que encarna al villano. Paul Dano es el Acertijo, y escribe sobre él. Cómo indicamos en la primera entrega el trabajo sobre el papel que han hecho director (que también es el guionista) y actor le da una visión muy potente e interna de Edward Ashton y eso se nota. Tras mostrarnos cómo es el personaje y la presentación del acertijo que lo cambia todo para él. Ha descubierto una verdad incómoda, todos se esfuerzan por esconderla, y a él le reconcome por dentro que quede oculta.
La decisión de hacer algo, de revelar a todos lo que ocurre no es fácil de tomar. Edward no es normal, una infancia ha transformado al contable en una persona reprimida que busca en otros el impulso que necesita. Dano escribe poco a poco los descubrimientos que crean al Acertijo, y también los errores que cuestan algo no solo a Edward y eso se amontona en una montaña de resentimiento.
La serie no tiene casi acción, y en algunas ocasiones más de relato ilustrado que de cómic, pero poco a poco va creciendo y ganando el empaque de hacer una obra que no es texto, no es imagen, es un cómic, con su particular lenguaje y desarrollo tan especial.
El dibujo
Stevan Subic tenía un papel difícil por delante. Un thriller psicológico oscuro y retorcido que ejerce de precuela y establece la premisa que todos descubren en The Batman. La estética de la película es tan importante que su propio cómic tenía que transmitir las mismas sensaciones. Y en mi modesta opinión es capaz de aumentar la sensación de asfixia que produce Gotham, de suciedad y oscuridad que se pega a la piel como la brea. No solo eso, una narración tan introspectiva con tan poco diálogo es un desafío ya que completar textos sin resultar aburrido o monótono es una labor descomunal. Pero consigue crear un ritmo de lectura fluido y de mostrar sensaciones y hasta sonidos con su arte, complementando un guion que se basa en los circunloquios internos de una persona trastornada.
Acertijo Año Uno se descubre como un buen cómic que añade a la película más profundidad. Pero sobre todo habla sobre Edward Ashton, una persona que ante su sufrimiento descubre una misión, que se retuerce ante una personalidad trastornada por culpa de una infancia atormentada.
