Hay una razón por la que J. K. Rowling terminó la saga de Harry Potter con un epílogo ambientado diecinueve años en el futuro. Su intención era dejar claro que tras la derrota de Lord Voldemort, Harry había continuado con su vida y nada malo le había sucedido. Eso significaba ningún regreso sorpresa, ningún mortífago rezagado, nada. La cicatriz no había vuelto a dolerle en diecinueve años, no había nada de qué preocuparse.
Sin embargo Rowling toma Twitter de vez en cuando para confirmar o desmentir información sobre sus libros. Así descubrimos que había magos de origen judío en Hogwarts, que la religión de todos los magos es la Wicca, que existen escuelas de Magia en casi todos los países del mundo o que Albus Dumbledore era homosexual.
Muchos fans no están contentos con lo que les parece estirar el chicle más que aportar profundidad a las novelas, así que el anuncio de que se preparaba una octava parte hizo que desconfiaran.
En realidad se trata de una obra de teatro que se representa en Londres desde el verano pasado, y en la que Rowling solo aparece como co-autora. Es probable que ella solo haya puesto las líneas generales de la historia y que el guion haya sido obra de John Tiffany y Jack Thorne, siendo el primero de ellos, además, el director de la adaptación.
El libreto completo de la obra se puso a la venta el 31 de Julio, añadiendo así un nuevo capítulo que retoma a los personajes justo donde los dejamos, en el andén 9 y ¾ mientras Harry Potter se despide de su hijo antes de que empiece su primer curso en Hogwarts.
El Legado Maldito se centra en Albus Severus Potter, el segundo hijo de Harry y Ginny Weasley, que ya desde el primer momento tiene problemas con la fama de su padre, que le hacen sentirse en la sombra. En el epílogo de la novela nos dice que teme que el Sombrero Seleccionador le envíe a Slytherin, y es allí precisamente donde le envían en su primer día en Hogwarts. Allí hace amistad con Scorpius Malfoy, hijo de Draco Malfoy. Que el hijo de Harry Potter y el de su mayor enemigo de la época escolar es una idea interesante, como también lo son los rumores que hay en el mundo mágico de que Scorpius no es un niño normal. Siempre perseguidos por la sombra de lo que fueron en otro tiempo, muchos piensan que Draco y Astoria no podían concebir, así que utilizaron un giratiempo para ir al pasado, por lo que Scorpius sería en realidad hijo de Lord Voldemort. Pero Scorpius es un niño amable y un poco pomposo que no se parece en nada a su padre y en seguida vemos que su amistad con Albus sale reforzada porque ambos son los grandes perdedores del colegio. Es entonces cuando Albus, escuchando una conversación a escondidas, descubre que la Ministra de Magia, Hermione Granger, ha encontrado el que puede ser el último giratiempo intacto del mundo, y eso hace que un anciano se presente en casa de Harry para pedirle un favor: que devuelva algo del bien que hicieron otros por su vida, que le devuelva a su hijo, Cedric Diggory.
Cedric es un personaje que aparece brevemente pero marca un punto de inflexión en la vida de Harry Potter, pues es asesinado durante el resurgimiento de Lord Voldemort. Su muerte no es más que un daño colateral, pero mientras el Harry adulto sabe que no se debe jugar con el tiempo, Albus no lo cree así. De modo que se escapa del expreso de Hogwarts ayudado por Scorpius y Delphi, la sobrina de Amos Diggory. Juntos idean un plan que consiste en viajar hasta el torneo de los tres magos de 1995, cuando Harry y Cedric consiguen la copa de ganador, y hacer que Cedric pierda para salvarle la vida.
El planteamiento es atractivo, pero pronto nos damos cuenta de que más que mostrarnos una aventura totalmente nueva, esta obra de teatro va a jugar a reencontrarse consigo misma una y otra vez. Cedric se encuentra en el centro del regreso del Señor Oscuro, así que cambiar cualquier acontecimiento, por pequeño que sea, puede resultar catastrófico, como nos han enseñado todas las películas sobre viajes en el tiempo. Los siguientes actos asistimos a las inevitables realidades alternativas donde Voldemort se hizo con la victoria final y Harry Potter murió, trayendo así a viejos conocidos como Dolores Umbridge o Severus Snape. Aquí ya ha quedado claro que El Legado Maldito no busca a atraer a nadie que no sea fan de la saga de Rowling y es un buffet de referencias con momentos más o menos conseguidos. Mientras es un éxito proporcionar a Cedric el papel central en esta tragedia, no lo es tanto insinuar que pudo haberse convertido en mortífago si no hubiese ganado el torneo. Las buenas ideas se entremezclan con una narración algo pobre que hace que parezca, al menos sobre el papel, que estamos frente a un fanfic donde fans de la saga recrean sus escenas favoritas y juegan con sus personajes predilectos. La aparición de Snape es anecdótica, Ron no pinta demasiado y algunos de los guiños son precisamente eso, guiños destinados a los fans que saben de qué va esto.
Pero aunque su parte final, que transcurre en 1981, consigue momentos de gran dramatismo, no se debe tanto a lo que cuentan sino a lo que nos muestran otra vez, con Harry teniendo la oportunidad de detener toda esa aventura antes de que comience impidiendo que Lord Voldemort mate a sus padres y le convierta así en el Elegido. Sin embargo, Harry comprende en sus propias carnes lo imprevisible que es viajar en el tiempo, así que se limita a observar, por primera vez, cómo comienza su propia historia. Esta escena es realmente impactante por lo que sabemos de antemano gracias a siete libros y ocho películas que nos han contado la importancia de la muerte de Lily y James Potter, pero estamos un poco chasqueados a estas alturas al descubrir que el auténtico niño maldito es Delphi, hija de Voldermort y Bellatrix Lestrange, y que nació meses antes de la batalla de Hogwarts. No es una sorpresa porque los fans en reddit ya habían adivinado las posibles pistas (o justificaciones) en los últimos libros de la saga, y también meter un hijo es uno de los recursos más viejos que se nos ocurren. Y si no funciona es porque cualquiera que haya leído la saga de Harry Potter entiende que Tom Ryddle jamás hubiese tenido un heredero al considerarse eterno e inmortal, y una fuente de problemas más adelante. Este es el punto más flojo de toda la obra, uno que choca directamente con todo lo que sabemos de los personajes, y quizá por eso, nos damos cuenta de que nunca Harry Potter ha sido más un producto que ahora. Aunque Rowling asegure que esta historia es “oficial” y ha de ser incluida en el canon de la serie, se trata de una forma de adaptar la casi totalidad de la saga a un nuevo escenario, el teatral, algo muy habitual en Reino Unido. No pretende ser una continuación seria y fiel, sino un entretenimiento que no puede ser disfrutado del todo si no es como se ideó: a oscuras, en un palco.