Continúa la etapa iniciada por Steve Orlando, ahora acompañado de Lorenzo Tammeta como complemento a Sara Pichelli, en la cabecera que tiene como protagonista a Wanda Maximoff. Panini Comics saca pluma y pergamino para un nuevo capítulo que nos traerá el regreso de Joseph.
Segundas oportunidades
Todos podemos cometer errores en esta vida y en la de la Tierra 616 también sucede. De eso sabe la Bruja Escarlata bastante, ella misma ha pasado por un largo proceso de redención que incluso la llevó a morir antes de recuperar su estatus del Siglo XX. Porque recordemos que la deriva hacia el lado oscuro de Wanda comenzó ya en Los Vengadores Costa Oeste durante la etapa de John Byrne en el título, concretamente en el número #56, en enero de 1990.
Después tuvo el brote definitivo cuando, durante la saga conocida como “Vengadores Desunidos”, Brian Michael Bendis la convirtió en una villana malvada que no dudó en partir en dos a La Visión, el que otrora fue su marido.
A partir de ahí hemos visto una travesía por el desierto en la que La Bruja Escarlata ha navegado por aguas muy pantanosas, complicadas y oscuras, como si Marvel o cualquiera de sus artistas no se decidiera a dar un paso definitivo en su recuperación.
Desde las páginas de los mutantes hemos asistido a su muerte y posterior resurrección para terminar por incluirla en la actual cabecera de Los Vengadores y por añadidura conseguir protagonizar su propia cabecera, una que la devuelve a un entorno más rural, a la benevolencia de una Wanda que siempre pareció destinada a trabajar por el bien de los demás, de los que lo necesitan con desesperación. Tras un primer tomo donde pudimos ver la nueva situación a la que se enfrenta a diario con la Última Puerta, ahora llega el momento de repescar a un personaje con el que tiene algo lejano pero al mismo tiempo personal.
Clonar a Erik Magnus Lensherr… ¿o era Max Eisenhardt?
Uno de los mayores enemigos que pueda haber tenido un mutante durante toda su historia es Magneto. Su nombre era sinónimo de enfrentamientos épicos hasta que Chris Claremont decidió dotarle de un trasfondo muy diferente a partir de The Uncanny X-Men #150 USA. Su evolución le llevó a tomar las riendas de la Escuela del Profesor Xavier para Jóvenes Talentos cincuenta episodios después.
Con todo el recelo del mundo, plasmado no solo en las páginas elaboradas por el patriarca mutante sino que Vengadores y Cuatro Fantásticos también tuvieron sospechas de sus intenciones, en sendas series limitadas muy recordadas.
Tras una de sus muchas “muertes” nos encontramos con un personaje más rejuvenecido que manifestaba poderes como los del amo del magnetismo, solo que tenía el pelo bastante más largo. Ni más ni menos que Joseph, que terminó siendo relevado como clon de Magneto. Inició su periplo editorial bajo los auspicios de Scott Lobdell allá por el The Uncanny X-Men #327 USA.
Tras toda esta lección histórica, no está de más muchas veces coger un poco el punto de situación que nos ha traído hasta aquí, nos encontramos con la vuelta a primer plano de ese personaje con dos caras, que ejemplifica lo mejor y lo peor de su origen, de ese Erik o Max tan polifacético que igual salva el mundo que te hunde un submarino nuclear ruso.
Que menos mal que era soviético, menuda se hubiera liado si tumba un Clase Los Ángeles de los Estados Unidos. Por eso este tomo nos ofrece a un Joseph que busca su propia salvación, retomar una vida más anclada al bien… con matices suficientes para destacar en muchos sentidos, aunque tenga que volver a pasar por una situación que ya conoció en el pasado.
El caos y su estrella de ocho puntas
Ya nos lo enseñó Michael Moorcock con sus sagas del Campeón Eterno, siendo Elric de Melniboné el máximo exponente, el caos es más divertido que el orden. Quizás por eso disfrutamos más del uso de esa magia del caos que enarbola la Bruja Escarlata, unos hechizos que la hacen temible y la colocan a la altura de muchos pesos pesados.
Wanda no lo va a tener fácil pero cuando se enfrenta a otros seres mágicos las probabilidades están a su favor, es parte de sus poderes. Contamos en estas páginas con un enemigo en la sombra, que se va destapando despacio, hasta llegar a ese enfrentamiento cara a cara final. Las piezas se van disponiendo a lo largo de diversos capítulos para desatarse a la hora del desenlace.
Steve Orlando dota de la suficiente dosis de intriga, comedia y melodrama a unos números repletos de ritmo, de secundarios interesantes que cumplen con su función a la perfección, completar un entorno rico y variado que aporta, no molesta.
El trazo de Tammeta y Pichelli no decepciona pero está un peldaño por debajo en lo relativo al buen trabajo del guionista. Un trabajo con nota de notable al que le falta poco para destacar por encima de la media de lo que últimamente nos ofrece Marvel. Orlando seguirá buscando superarse y con los mimbres que va utilizando camina por el sendero correcto, un regreso a la grandeza de la Bruja Escarlata, con sorpresas como la presencia de uno de sus hijos y su yerno emperador espacial, Wiccan y Hulkling, en el primer capítulo de este volumen.
