Septiembre posiblemente sea el mes más odiado por los niños pero sin duda es el más esperado por los seriéfilos. Vuelven las series, llegan estrenos muy esperados y los debates ya están en la calle (y en la red). Una de las primeras en volver ha sido ‘Sons of Anarchy’ (‘Hijos de la Anarquía’), que estrenaba su sexta temporada en FX el pasado día 10.
El club de moteros por excelencia ha llegado dando guerra. Entre la polémica sobre el tiroteo y la confirmación de Charlie Hunnam como protagonista de la adaptación de ’50 sombras de Grey’, ‘Sons of Anarchy’ lleva en boca de mucha gente varios días, cosa que se ha notado en la audiencia pues su estreno reunió a 5,87 millones de espectadores, muy por encima de los estrenos de la quinta (5,37 millones) y cuarta (4,93 millones) temporadas.
¿Y qué tiene la serie? Pues supongo que hacer que un grupo de moteros (racistas y traficantes de armas y drogas) cuyos únicos negocios legales han sido la prostitución y el porno, y que no dejan de ser unos asesinos, sean los buenos de la peli o te sale mal o lo haces tan bien que creas uno de los mejores dramas de los últimos años. Todo se reduce a que el club es algo más que un club; es una familia y ellos, hermanos. Se dedican a proteger a su pueblo y a sus mujeres, cueste lo que cueste. Obviamente toda acción tiene sus consecuencias y Samcro ha sufrido mucho en estas cinco temporadas, y lo que le queda.
Se meten en problemas cada dos por tres, unas veces por culpa de algún miembro que la lía, otras por ambición y poder, y otras simplemente están donde no deberían. Su fuerza está en sus personajes, todos tienen algo que los hace especiales, no quitarías a nadie, pero Kurt Sutter (guionista y creador de la serie) no tiene miedo, y los mata igualmente. Siempre he creído que ahí está el secreto de una gran serie, giros inesperados, matar a alguien que nadie piensa que pueda morir. Todos han evolucionado, pero su protagonista, Jax (Charlie Humman, lástima que dentro de unos años el Sr. Grey haga que nadie se acuerde de Jax), ha dado varias vueltas, su personaje creció y maduró en las primeras temporadas pero le han dado tantos palos, que hay que hacerse a la idea de que Jax ya no es el bueno, algunos nos resistimos a aceptarlo pero su “showrunner” no para de recordárnoslo.
Como decía la “season premier” ha creado mucha controversia. De sobra es conocido que la serie es excesivamente muy violenta, y lo es desde el minuto 1. Ha habido escenas que, si mi retina no las hubiera visto, descansaría más tranquila. Nos han enseñado muertes a palos, a balas, quemados vivos, violaciones múltiples… Mención especial a la tortura sobrehumana del encarcelado Otto (interpretado por el propio Sutter). Ahora bien, lo que ha hecho poner el grito en el cielo al Consejo de Padres de Televisión (Parents Television Council) ha sido un tiroteo llevado a cabo por un niño en una escuela cristiana, en el que no se ve nada, repito ninguna imagen desagradable, pero este tema, amigos, para los americanos es otra historia. No voy a decir nada más al respecto, simplemente suscribo lo dicho por Sutter (@sutterink, muy tuitero el hombre), que se ha defendido diciendo que, aunque su objetivo no es crear debate sino contar historias, este tipo de tragedias ocurren por enfermedades mentales, padres irresponsables y por las leyes sobre las armas.