Este viernes se estrena la nueva película de DC, Shazam!, dirigida por David. F. Sandberg y protagonizada por Zachary Levi y Asher Angel
Cuando Billy Batson, un chaval de 14 años, grita la palabra SHAZAM!, se convierte en el Superhéroe adulto Shazam!, por cortesía de un antiguo mago. Dentro de un cuerpo musculoso y divino, Shazam esconde un corazón de niño. Shazam va a poner a prueba los límites de sus habilidades con la inconsciencia propia de un niño. Pero necesitará dominar rápidamente esos poderes para luchar contra las letales fuerzas del mal que controla el Dr. Thaddeus Sivana.
La premisa es sencilla, un niño que al gritar ¡Shazam! se transforma en un superhéroe por arte de… magia. ¡Magia! Qué ocurrente. Es una trama vista en alguna ocasión; un niño en el cuerpo de un adulto. Así que este aspecto hace que la película tenga un poco de encanto; la hace simpática. Pero, aún así la película te deja un mensaje un mensaje muy bonito y es que Shazam no está centrado en salvar al universo, sino que se centra en aprender de la familia y cuidar de ella, ya que es un niño huérfano en una familia adoptiva. Simple, pero vital e importante.
Los personajes, así como los hermanos de Shazam, están muy bien construidos, con personalidades muy definidas y marcadas.
Todo esto logra que los secundarios tengan peso en la historia y todos ellos aporten algo a la trama. Quizá, curiosamente, el personaje menos construido es el villano, que, en cambio, su superpoder es el que más me gusta. En él habitan los siete pecados capitales, convertidos en siete demonios. Que se trate el tema de los pecados capitales me encanta.
Durante la película hay menciones a Batman y Superman; algo que no podía faltar y que a mí no me gusta mucho, ya que se me hace cansino. Las escenas de acción son muy llamativas y coloridas y bastante bien construidas. Así que, en general, tenemos una película de superhéroes disfrutable y entretenida, que personalmente me ha sorprendido mucho.
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