Tras muchos años de ver a Jennifer Walters convertida en una Hulka con bajo control, por fin regresamos a un personaje más cercano a las versiones de John Byrne y Dan Slott. Panini Comics abre las puertas a Jen para vivir de nuevo de la abogacía.
She-Hulk. Attorney at Law
No hay nada como que te den una serie en la plataforma de Disney + para estrenar nueva colección con un nuevo número uno (#164 de la numeración Legacy del personaje). La reciente recuperación de la parte salvaje de Hulka, que hemos podido ver en Los Vengadores de Jason Aaron, ayuda a centrarnos de nuevo, igual que ha hecho la serie, en el personaje de Jennifer Walters y su profesión de abogada. Ni mucho menos vamos a tener oficinas acristaladas en los pisos más elevados de un rascacielos de la ciudad de Nueva York (olvidaos de San Francisco en el comic, por el momento al menos), estamos hablando, como reza el título de este tomo en tapa blanda que incluye los cinco primeros episodios, de empezar de cero.
Recuperar a la maravillosa y sensacional Hulka tiene sus grandes ventajas. Igual estábamos cansados de tanto ¡Hulka Aplasta! y su limitada forma de expresarse, pero hubo algún momento interesante, pocos, la verdad, esa Hulka no te gustaba ni de novia para Thor, ni siquiera como rollo de una noche. Nuestra Jen es otra cosa, es ingeniosa, divertida y cuando se transforma en Hulka se convierte en el centro de atención de las miradas, no para salir corriendo horrorizados por ver sus ojos inyectados en sangre, sino para hacernos un selfie con una heroína que siempre ha sabido cultivar sus relaciones con el resto de la comunidad superhumana.
La amistad que has forjado
En los momentos difíciles por los que actualmente pasa, fuera de la alineación de Los Vengadores, pasando por apuros económicos, teniendo que volver a buscarse la vida… contar con los amigos de verdad, los que podemos contar con los dedos de una mano, es importante porque acuden a rescatarte sin necesidad siquiera de decírselo. Desde Janet Van Dyne, La Avispa, a varios de los miembros de Los Cuatro Fantásticos, de los que nunca dejará de ser parte, se presentarán para prestarle ayuda directa y para respaldarla, hacerle saber que están allí para lo que necesite.
Y además, a pesar de ser posiblemente perjudicial para su nuevo trabajo, los superhéroes van a acudir a Jen para que les defienda legalmente, aunque le pese a Mallory Book, su nueva jefa, que la ha dado un pequeño despacho sin una triste ventana. El mundo real suele estar plagado de trabajos que no queremos pero que necesitamos para poder poner un plato de comida a nuestra mesa. Al mismo tiempo, Hulka tendrá que bregar con el problema que supone el regreso desde la muerte de Jonathan “Jack” Hart, la Sota de Corazones.
Moldeando la escultura
Rainbow Rowell no es una recién llegada al mundo de la escritura. A sus 49 años tiene una carrera literaria en la que supera la decena de novelas publicadas (entre ellas Eleanor&Park), y eso que comenzó a escribir sus libros bastante tarde, ya que se pasó trabajando en un periódico local de su estado de nacimiento, el Omaha World-Herald de Nebraska, la friolera de diecisiete años, como columnista y redactora. Su aparición por el entorno del comic no tuvo lugar hasta 2018, con los seis números del volumen cuarto de The Runaways. En esta primera toma de contacto con Hulka se aprecia, en parte, la influencia de la etapa que llevara a cabo Dan Slott, incluso recuperando a algún personaje vital de aquella época, pero el arranque es lento, como si fuésemos a ser testigos de una historia-rio que nos va a llevar bastantes números.
Rogé Antonio y Luca Maresca son los encargados de la parte gráfica, ambos coloreados por Rico Renzi, que se va a encargar sobradamente de emplear una paleta de colores que no provoque una enorme diferencia entre ambos autores. Como preferencia personal, Maresca se emplea un poquito más a fondo. Unas entregas que nos dejan con la miel en los labios y nos saben a poco, que no dejan la sensación de terminar de arrancar pero que prometen ir a mejor a medida que vayamos viendo como todas las piezas del conjunto empiezan a encajar… más adelante, por el momento sin la necesidad de romper la cuarta pared.
