Recopilación en un solo tomo a gran formato de los treinta y cinco números de serie abierta de los X-Force, más algunos especiales, que abarcan la etapa de Rick Remender como guionista del título. Panini Comics plantea un dilema moral de cotas muy elevadas.
Un equipo para actuar en las sombras
Bajo el amparo de la marca X-Force, los mutantes van a agrupar a una serie de individuos cuyas habilidades, y capacidades morales, encajan con un proyecto que ayudará a contener ciertos problemas para la reducida familia que los sucesos narrados en Dinastía de X dejaron mermada. Para ello y bajo el liderazgo de Warren Worthington III, más conocido como el Angel (en su encarnación de Arcangel surgido de los fuegos de Apocalipsis), se reunirán cuatro miembros más que dan el perfil adecuado, empezando por su pareja en ese momento, Mariposa Mental, una Betsy Braddock que todavía habitaba el cuerpo escultural de Kwannon.
Ni siquiera ellos dos desentonan en el carácter oscuro de toda la trama que vamos a poder ir desgranando a lo largo de lo que deberían haber sido casi tres años de publicaciones, pero debido a ciertas periodicidades quincenales se redujo a poco más de dos.
El resto de la alineación de los X-Force ni desmerece ni sorprende, los tres son hartamente conocidos como personajes con pocos escrúpulos a la hora de enfrentarse a cualquier tipo de situación, incluso aquellas que requieren de fuerza mortal. Lobezno, Masacre (o Deadpool, como prefiráis, pero sabed que en los cómics publicados en España se traduce a ese término) y Fantomex (al que durante toda la edición se refieren más por su alias, Jean-Phillipe) completan un equipo completamente letal y en ocasiones hasta excesivo, que llevará a cabo misiones de dudoso calado, incluyendo acabar con la vida de encarnaciones de villanos que todavía no han desarrollado su lado malvado.
De La Era de Apocalipsis a Otromundo
Las pruebas a superar por estos Imposibles X-Force van a ser de lo más variado, casi siempre desembocando en muertes que se podían haber evitado de actuar como superhéroes puramente, asumiendo consecuencias distintas que muy posiblemente hubiesen terminado por volverse en su contra. Pero iniciar un camino tan espinoso, repleto de decisiones tan complicadas como dolorosas, van a ir forjando unos lazos difíciles de asumir cuando no todos están de acuerdo en lo que se ha hecho, cuando la diferencia entre matar o no se decide de forma unilateral, sin pasar por un proceso de asimilación o a través de un entente cordial entre los protagonistas.
Sus viajes van a llevar a esta alineación de los X-Force a encontrarse con episodios del pasado de los mutantes, como esa prolífica Era de Apocalipsis que tantos buenos ratos ha dado. Recuperar a algunos de los miembros de La Patrulla-X que allí quedaron, como Jean Grey, Dientes de Sable o Rondador Nocturno, deja un poso en Lobezno complejo de encajar, sobre todo cuando sabes que uno de los amores de tu vida te correspondió en aquel universo como no lo hizo en el tuyo.
Además, el trayecto a Otromundo se va a cobrar otra víctima más, la de Elizabeth Braddock, que seguirá la línea de sus compañeros cuando acabe a sangre fría con uno de los miembros de su propia familia consanguínea.
El baile que no le sienta tan bien
Rick Remender tejió en estos episodios de X-Force una red interesante pero un tanto compleja de seguir. Su ciclo tiene un principio y un final pero por el medio alguna de las tramas chirría un poco. Su gran logro es poder vivir tantas emociones concentradas en novecientas páginas, con amores y rencores que se reproducen con facilidad.
El triángulo entre Mariposa Mental, el Ángel y Fantomex merece ser mencionado, principalmente por la actuación de Betsy en el mismo, con cierta falta de escrúpulos, como merece la historia. Además sumar en el desenlace a Daken, hijo de Logan, convertido en villano desde su presentación en sociedad (nada que ver con la actual Era de Krakoa), es un acierto dramático para dejar claras las intenciones respecto a Evan, ese mini Apocalipsis con el que las segundas oportunidades también se dejan presentes de alguna forma.
Lo peor de esta publicación de X-Force es el enorme baile de dibujantes. Algunos son bienvenidos sin dudarlo pero otros complican el seguimiento de la lectura. Hasta catorce son los que se encargan de alguna de las páginas. La mayoría cumple perfectamente pero otros rompen por completo con el estilo más limpio con el que se empieza la lectura. Jerome Opeña se encarga del arco inicial y de otro posterior, dejando un sello difícil de superar.
Esad Ribic, Mark Brooks o Phil Noto mantienen un nivel elevado, pero choca mucho el cambio que produce Greg Tocchini, un gran artista que ensucia mucho sus lápices, que hubiese encajado como dibujante de toda la colección pero entre los demás parece bajar mucho el nivel cuando se encarga de los episodios de Otromundo. En definitiva, una muy buena lectura con algunos pequeños peros, muy recomendable si te la perdiste cuando se publicó.
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