Pere Pérez nos envía a otro planeta a pelear con mutantes y dinosaurios con coreografías del teatro chino, bienvenidos a ‘Shaolin Mutants’. Y recuerda, con Kung Fu, todo es mejor.
Los cómics de artes marciales obra de occidentales no suelen ser muy comunes, pero existen. En este caso es un español el que se ha lanzado a la piscina. Aleta nos trae esta historia autoconclusiva sobre familia, honor, venganza y sobre todo, misticismo y peleas.
Leroy vive en un mundo donde los dinosaurios no se extinguieron, y la raza mutante domina la sociedad. Cada vez más agresiva, algo está ocurriendo a estos opresores. Pero para el joven camarero eso no es su problema, sobrevivir es lo único que le importa tras pasar por una vida de pesadilla. Porque Leroy esconde mucho más de lo que dice. Pero el destino es un animal cruel, y su seguridad se torna peligros y huidas, pero, ¿hasta dónde puede huir un hombre? ¿Cuándo acabará de esconderse el niño y buscará el hombre la venganza que se le debe? Una historia que debe mucho a las películas del cine de Hong Kong de kung fu, a Jackie Chan, Samo Hung, Bruce Lee y las estrellas de este género de cine asiático, y si no me equivoco, también a esas películas de serie B que de niño nos deleitaban con dinosaurios y monstruos de Stop Motion.
Si seguimos un poco las reflexiones filosóficas orientales, por ejemplo las enseñanzas de Lao Tze y su Tao Te Ching, el equilibrio tiene muchos aspectos que cuidar, no solo es encontrar el punto medio y justo de todo, a veces es encontrar el camino a través de épocas de caos y movimiento, y de orden y quietud hasta equilibrar la vida. Como esos acertijos que tanto gustan a los profesores de filosofía, los koan del zen, Shaolin Mutants, y por extensión Pere Pérez, plantea un acertijo, ¿es la venganza la misión de Leroy? ¿O es encontrar su misión el objetivo de la venganza que le impulsa en un primer momento? Con sencillez conduce una historia sencilla, que no simple o incompleta, que trata del equilibrio, la familia, la felicidad, y todo a través del kung fu y su filosofía. Y sobre todo, llena de peleas para amenizar la lección, pero sobre todo: esfuérzate y encuentra la felicidad, seguro que Pérez lo hizo cuando entregó estas páginas, y empezó a pensar en nuevos argumentos.
A nivel gráfico poco se puede explicar que el mismo Pere no haya explicado en los extras el tomo. Magnifica Aleta en sus ediciones, no siempre pueden añadirlos, pero cuando lo hacen se lucen, en este caso mucho más. En las últimas páginas, mucho arte original y preliminar que permite que Pere explique el proceso de las peleas, del desarrollo narrativo de la historia, diseños de personajes, historia de la idea, etc. En sus propias palabras veremos cómo habla del ritmo de la pelea a través de las viñetas y las composiciones de pagina, de la influencia de los dinosaurios en el kung fu que aparece, dado que este arte marcial aprende de los animales, y este planeta está lleno de los “saurios terribles”. Y sus dinosaurios son geniales, ya lo hizo en ‘Archer y Armstrong: Allende de Tierrallende’, pero aquí demuestra que sabe dibujar bestias imponentes, y para un aficionado de estos animales, una gozada.
Fred Van Lente (Archer y Armstrong, Hulk, Iron Man, entre otros muchos,) escribe en el prologo a la obra, que envidia la capacidad de Pérez para explicar algo tan difícil como es la filosofía de las artes marciales de forma concisa, y que como practicante de las mismas, Pere es capaz de narrar las peleas desde el conocimiento (practica varias artes marciales, entre ellas Kung Fu Wing Chun y Hun Gar) . Este detalle puede parecer meramente informativo, pero ayuda a comprender el cariño que le ha puesto a los detalles en las batallas, y como ha simplificado los diálogos y explicaciones para que no existan dudas en lo que plantea. Y detalles como que un viejo por muy maestro de kung fu que sea ni es un acróbata ni es inmune a la vejez, dan testimonio de lo mucho que ha trabajado en esta obra.
Desde un punto de vista más personal, me encantan las historias de artes marciales, y aparte de las contadas por autores orientales, solemos disfrutar pocas veces de una claridad tan diáfana por parte de un autor europeo en este campo. Además, un autor que es capaz de empezar un libro con una cita de Lao Tze y de Dave Mustaine, fundador, guitarra solista y voz del grupo de Trash Metal “Megadeth”, cuenta con mi simpatía eterna.
